Joder, 10 años
Lo siento, no he podido pensar otra cosa. Es lo que tienen las cifras redondas, el añadir un dígito, que impresiona.
Diez años de malabares y tintas, de circo y de cómics. De intentar transmitir por qué disfruto tanto de estas aficiones, incluso cuando el circo ya hace tiempo que entró en la zona gris entre afición y profesión. Quiero pensar que he aportado mi granito de arena para que el circo se dé a conocer y se sacuda los prejuicios que lo cubren.
Soy consciente de que el blog hace tiempo que perdió fuelle, que hay menos entradas de las que me gustaría y que no me esfuerzo tanto por su difusión. Ideas no faltan, siempre hay algo rondando. Lo que falta es tiempo, aunque eso es relativo, ya que hace años que interioricé aquello de "no es cuestión de tiempo sino de prioridades". Y será eso, que en 10 años las prioridades cambian.
A mí el paso del tiempo siempre ha sido un tema que me ha rondado, manteniéndose en un sutil equilibrio entre el vértigo y fascinación. Me gusta hacer el ejercicio de volver la vista atrás y verme a mí mismo, mirando entonces al futuro. No hubiera acertado casi nada de lo que soy ahora. O bueno, alguna que otra cosa sí estaba clara entonces: soy pediatra, como quería ser aquél Rafa recién licenciado, y soy cirquero, como quería ser aquél Rafus con apetito insaciable por el circo.
Cuando comenzó el blog, mi objetivo entonces era publicar todas esas entradas que tenía en mente, saltando de un tema a otro sin un orden en concreto. Lo hacía dedicándole muchas horas, emocionándome con cada nuevo suscriptor, cada nuevo seguidor en Facebook, haciendo camisetas, organizando concursos de vídeos e incluso de relatos. Ahora hace tiempo que el número de seguidores está estancado y las entradas cada vez están más espaciadas, en clara sintonía con las de mi frente. No me preocupa, es algo casi consciente, el blog parece que poco a poco ha mutado de "servicio a la comunidad" a ser algo más personal, pero sin perder de vista los objetivos originales. Por suerte, sé que sigo teniendo esto aquí, como válvula de escape, sin más presión que la que me ponga yo, sabiendo también que hay gente que lo lee y lo disfruta.
El apetito del que hablaba ha disminuido, las formas de consumir circo han cambiado. Ahora hay mucho, muchísimo más circo en España, y eso es algo que me hace feliz. También hay muchos más medios para informarse, pero a su vez, la información está más dispersa y en ocasiones se hace difícil de abarcar o digerir.
Ahora hay decenas de festivales de circo en España, aunque los encuentros han bajado en fuerza salvo honrosas excepciones. Las compañías se han multiplicado por 10, la formación se ha reglado definitivamente y vivimos un boom de los cursos de circo, con un claro auge de los aéreos y acrobacias, en detrimento de los malabares, anterior puerta de entrada al mundo del circo. Cosas de la era de Instagram y su culto al cuerpo, supongo.
¿Y dónde estoy ahora? Pues tras 15 años en Madrid, ahora estoy en una pequeña ciudad castellana, fría y pura, con Alicia y Nicolás, a los que tanto quiero. Soy pediatra y mi relación con el circo ha cambiado: ya no escribo en revistas, ya no actúo, ya apenas formo parte del EUCIMA, y casi no entreno. Hace tiempo que no viajo a París a ver un festival ni recorro miles de kilómetros para ir a un encuentro en el extranjero. Pero oye, a cambio formo parte de un maravilloso equipo que ha montado un festival iberoamericano que aspira a ser un referente, y en mi nueva ciudad tengo la determinación obcecada de que acabe habiendo mucho circo, empezando por retomar mis clases como profesor.
Así que el blog va a seguir, aunque eso de escribir o leer blogs se esté quedando anticuado. Es mi espacio, le tengo mucho cariño y tiene la puerta abierta a quien quiera colaborar en él. Seguiré publicando cuando pueda sobre los temas que me apetezcan, entrevistando a gente interesante e incluso comentando algún cómic, que los sigo leyendo. Espero también que sigáis acompañándome en este camino, para ir comentando el paisaje. Porque eso es lo más bonito, muchas, muchas gracias por acompañarme.
Salud y circo
Lo siento, no he podido pensar otra cosa. Es lo que tienen las cifras redondas, el añadir un dígito, que impresiona.
Diez años de malabares y tintas, de circo y de cómics. De intentar transmitir por qué disfruto tanto de estas aficiones, incluso cuando el circo ya hace tiempo que entró en la zona gris entre afición y profesión. Quiero pensar que he aportado mi granito de arena para que el circo se dé a conocer y se sacuda los prejuicios que lo cubren.
Soy consciente de que el blog hace tiempo que perdió fuelle, que hay menos entradas de las que me gustaría y que no me esfuerzo tanto por su difusión. Ideas no faltan, siempre hay algo rondando. Lo que falta es tiempo, aunque eso es relativo, ya que hace años que interioricé aquello de "no es cuestión de tiempo sino de prioridades". Y será eso, que en 10 años las prioridades cambian.
A mí el paso del tiempo siempre ha sido un tema que me ha rondado, manteniéndose en un sutil equilibrio entre el vértigo y fascinación. Me gusta hacer el ejercicio de volver la vista atrás y verme a mí mismo, mirando entonces al futuro. No hubiera acertado casi nada de lo que soy ahora. O bueno, alguna que otra cosa sí estaba clara entonces: soy pediatra, como quería ser aquél Rafa recién licenciado, y soy cirquero, como quería ser aquél Rafus con apetito insaciable por el circo.
Cuando comenzó el blog, mi objetivo entonces era publicar todas esas entradas que tenía en mente, saltando de un tema a otro sin un orden en concreto. Lo hacía dedicándole muchas horas, emocionándome con cada nuevo suscriptor, cada nuevo seguidor en Facebook, haciendo camisetas, organizando concursos de vídeos e incluso de relatos. Ahora hace tiempo que el número de seguidores está estancado y las entradas cada vez están más espaciadas, en clara sintonía con las de mi frente. No me preocupa, es algo casi consciente, el blog parece que poco a poco ha mutado de "servicio a la comunidad" a ser algo más personal, pero sin perder de vista los objetivos originales. Por suerte, sé que sigo teniendo esto aquí, como válvula de escape, sin más presión que la que me ponga yo, sabiendo también que hay gente que lo lee y lo disfruta.
El apetito del que hablaba ha disminuido, las formas de consumir circo han cambiado. Ahora hay mucho, muchísimo más circo en España, y eso es algo que me hace feliz. También hay muchos más medios para informarse, pero a su vez, la información está más dispersa y en ocasiones se hace difícil de abarcar o digerir.
Ahora hay decenas de festivales de circo en España, aunque los encuentros han bajado en fuerza salvo honrosas excepciones. Las compañías se han multiplicado por 10, la formación se ha reglado definitivamente y vivimos un boom de los cursos de circo, con un claro auge de los aéreos y acrobacias, en detrimento de los malabares, anterior puerta de entrada al mundo del circo. Cosas de la era de Instagram y su culto al cuerpo, supongo.
¿Y dónde estoy ahora? Pues tras 15 años en Madrid, ahora estoy en una pequeña ciudad castellana, fría y pura, con Alicia y Nicolás, a los que tanto quiero. Soy pediatra y mi relación con el circo ha cambiado: ya no escribo en revistas, ya no actúo, ya apenas formo parte del EUCIMA, y casi no entreno. Hace tiempo que no viajo a París a ver un festival ni recorro miles de kilómetros para ir a un encuentro en el extranjero. Pero oye, a cambio formo parte de un maravilloso equipo que ha montado un festival iberoamericano que aspira a ser un referente, y en mi nueva ciudad tengo la determinación obcecada de que acabe habiendo mucho circo, empezando por retomar mis clases como profesor.
Así que el blog va a seguir, aunque eso de escribir o leer blogs se esté quedando anticuado. Es mi espacio, le tengo mucho cariño y tiene la puerta abierta a quien quiera colaborar en él. Seguiré publicando cuando pueda sobre los temas que me apetezcan, entrevistando a gente interesante e incluso comentando algún cómic, que los sigo leyendo. Espero también que sigáis acompañándome en este camino, para ir comentando el paisaje. Porque eso es lo más bonito, muchas, muchas gracias por acompañarme.
Salud y circo