Hale, ya está, ya tomé la decisión. El actual número 54 de la revista Zirkólika ha sido el último en el que colaboro. Ha sido una pregunta que me rondaba desde hacía meses pero que no me atrevía a afrontar. Curioso cómo funciona a veces la cabeza, huyendo de intentar resolver una cuestión que sabemos nos llevará tiempo hacer.
Al final hice esa reflexión, me di cuenta que escribir para Zirkólika había pasado a ser una cosa que "tenía que hacer", dejando de ser algo que me "encantaría hacer". Lo importante es darse cuenta, da igual cuándo. Así que tras un tiempo pensándolo lo hice, aunque a sabiendas de que no había un motivo concreto, sino ese sutil cambio entre la voluntad y la obligación. Esa leve desmotivación con un proyecto que sentía podía suponer un pequeño lastre la actividad de la revista, cosa que no querría por nada en el mundo.
Esto siempre lo he hecho por placer, porque me gusta escribir y porque me permitía conocer mejor el mundo del circo que tanto disfruto. Desde aquí sólo puedo tener palabras de agradecimiento a Zirkólika y su equipo. Lo suyo fue una confianza en una persona sin apenas bagaje circense y que ni siquiera era periodista. En aquél 2010 en que empecé a escribir allí sólo contaba con unos meses de Malabares en su Tinta en mi mochila. Además, en esa confianza me dieron también una libertad absoluta a la hora de proponer temas, elegir objetivos y en mi forma de escribirlas. También me han defendido cuando ha habido algún malentendido con ciertas personas por lo volcado en mis artículos. Por fortuna estas han sido ocasiones contadísimas y son ya muy lejanas.
Por supuesto, en toda relación hay altibajos y con Zirkólika no ha sido diferente. Hay desavenencias que a veces son inevitables, pero que con diálogo y sensatez se solventaron sin problemas. El conjunto ha sido extraordinario, siete años en los que he disfrutado muchísimo, he aprendido una barbaridad. Siete años que me han permitido ver muchísimos espectáculos de lo más variado, descubrir a artistas increíbles, conocer directores e instituciones, viajar a festivales, aprender cómo funciona a veces el circo por dentro, etc. Y también conocerme mejor a mí mismo y mi forma de escribir.
Al final hice esa reflexión, me di cuenta que escribir para Zirkólika había pasado a ser una cosa que "tenía que hacer", dejando de ser algo que me "encantaría hacer". Lo importante es darse cuenta, da igual cuándo. Así que tras un tiempo pensándolo lo hice, aunque a sabiendas de que no había un motivo concreto, sino ese sutil cambio entre la voluntad y la obligación. Esa leve desmotivación con un proyecto que sentía podía suponer un pequeño lastre la actividad de la revista, cosa que no querría por nada en el mundo.
Esto siempre lo he hecho por placer, porque me gusta escribir y porque me permitía conocer mejor el mundo del circo que tanto disfruto. Desde aquí sólo puedo tener palabras de agradecimiento a Zirkólika y su equipo. Lo suyo fue una confianza en una persona sin apenas bagaje circense y que ni siquiera era periodista. En aquél 2010 en que empecé a escribir allí sólo contaba con unos meses de Malabares en su Tinta en mi mochila. Además, en esa confianza me dieron también una libertad absoluta a la hora de proponer temas, elegir objetivos y en mi forma de escribirlas. También me han defendido cuando ha habido algún malentendido con ciertas personas por lo volcado en mis artículos. Por fortuna estas han sido ocasiones contadísimas y son ya muy lejanas.
Por supuesto, en toda relación hay altibajos y con Zirkólika no ha sido diferente. Hay desavenencias que a veces son inevitables, pero que con diálogo y sensatez se solventaron sin problemas. El conjunto ha sido extraordinario, siete años en los que he disfrutado muchísimo, he aprendido una barbaridad. Siete años que me han permitido ver muchísimos espectáculos de lo más variado, descubrir a artistas increíbles, conocer directores e instituciones, viajar a festivales, aprender cómo funciona a veces el circo por dentro, etc. Y también conocerme mejor a mí mismo y mi forma de escribir.
Aunque
suena a despedida total, no pretendo que sea así. El tiempo que puedo
dedicar al circo se va a ver algo limitado dentro de unos meses (por
circunstancias vitales y laborales), sin saber si voy a poder
recuperarlo, así que prefiero por el momento dedicar este poco tiempo a
escribir en esta casa y seguir trabajando en diferentes proyectos. No
querría cerrar la puerta completamente, ya que ha sido una etapa muy estimulante en mi vida y que sin duda me ha ayudado mucho a formarme y consolidarme, por lo que dejo un resquicio a futuras colaboraciones.
Seguiré siendo suscriptor de la revista y seguiré viendola crecer. Considero importantísima su labor como medio de información profesional de las artes circenses en nuestro país. La defenderé y promocionaré porque considero que una revista como esta, con diez años de historia y subiendo, debe existir y ser valorada.
Así, un agradecimiento más a modo de despedida, de cambio de etapa, uno más en este frenético 2017 que me estoy marcando. Gracias Vicente, gracias Marcel, gracias Zirkólika, un placer.
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