El pasado fin de semana del 13 de mayo se estrenó en el Teatro Circo Price de Madrid el espectáculo Ippon ('un objeto alargado' en japonés), el nuevo trabajo de Proyecto Sánchez, en esta ocasión en colaboración con el grupo Combo Surimi. Se trata de una obra a medio camino entre el circo, los malabares, el teatro de objetos, la danza y la performance, muy influenciada por las experiencias con la cultura japonesa vividas por el director. Con un ritmo lento pero creciente, nos adentra en una especie de meditación, en un viaje por las estaciones del año, por los estados de ánimo. Todo ello vehiculado mediante unos bastones blancos de dos metros y medio de largo con los que se crean estructuras, se juega con los equilibrios inestables y se establecen relaciones. Un trabajo alternativo y minimalista que inicia su andadura partiendo desde el circo, pero que perfectamente se va a poder amoldar a otros circuitos.
Para comprender mejor todo lo que ha supuesto este arriesgado y valiente espectáculo, Daniel Sánchez, artífice de Proyecto Sánchez, se presta a una agradable entrevista-charla hecha mano a mano con Carlos Such, en la que se mezclan las carcajadas de Dani con el intento de los entrevistadores (amigos del entrevistado) de no salirse de su papel.
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Foto: Lucía Sánchez |
¿Cómo nace Ippon?
Este espectáculo es una idea que yo llevaba con
ella en la cabeza mucho tiempo. En mayo de 2015 me habían confirmado que sí iba a trabajar con la compañía de
Jérôme Thomas, y pensé que igual era un momento chulo para
desarrollar esa parte creativa de dirección, de coreografía que estaba dejando. Recordé la idea de los palitos que vi en una convención en Oeiras (Portugal) en la que Bernardo, profesor de Chapitó, hizo un número con bastones en solitario. Comencé a indagar la técnica y le daba vueltas a hacer algo grupal, cuando alguien me recordó un número de AirJazz: "
Pole Folks". En ese momento pensé "qué cabrones, me han quitado la idea", pero después reflexioné y pensé que 30 años después se puede utilizar esa técnica, darle una visión diferente y servir como tributo. He hecho indagaciones y no he encontrado nada parecido previo a ellos, he intentado ponerme en contacto con Peter Davidson, pero no lo he conseguido. Querría decirle: "oye, vosotros hicísteis esto en los 80, nosotros ahora estamos haciendo esto, gracias porque es muy bonito".
De todas formas, hay cosas que hacemos en Ippon que ya hacían AirJazz o Bernardo, pero hemos creado mucho vocabulario propio.
¿Cómo empezáis a trabajarlo?
En junio de 2015 comienzo a reclutar al equipo, pero hasta octubre de ese año no nos juntamos todos y empezamos a hacer sesiones de trabajo. Los reuní a todos, les puse el vídeo de AirJazz y todos confirmamos que queríamos seguir adelante. Al día siguiente estábamos comprando los bastones de PVC y por la tarde ensayando. Fuimos haciendo pequeños cambios, el tipo de tubos, ponerles tacos de goma, etc. Nos planteamos otros materiales, pero el plástico blanco nos parecía más abstracto, más simbólico, la gente puede imaginar lo que quiera. Además, llevamos toda la vida haciendo malabares con mazas, pelotas y
aros de plástico, generando piezas poéticas y evocadoras... Me gusta que
los palos conserven esa identidad de "objeto malabar".
¿De dónde surge Combo Surimi? ¿Cómo reúnes a un grupo tan heterogéneo? (Combo Surimi está formado por: Rubén "Nebur" Burgos, Mónica "Mon" Suárez, Héctor Navacerrada, Jesús "Xampi" Velasco y los hermanos Jorge y Tania Venafrente)
Fui hablando con ellos por afinidad personal. Cuando junté al equipo, a mí me
hacía mucha ilusión que fuera un show de Proyecto Sánchez. Es mi compañía pero también la de las personas que están conmigo en cada momento, como estuvo Jelen Umlauff, Guillermo Porta y Daniel Schultz con
Colores.
Cuando empezamos a ensayar les vi que
estaban cogiendo una familiaridad y una integridad como grupo, como
equipo, y que si éramos solo Proyecto Sánchez se quedaba corto el nombre, estaban trabajando como una compañía. Les dije que
me parecía muy bonito que se pusieran un nombre (...) y que ofreciéramos esto como una colaboración entre yo como instigador de toda esta historia,
productor, director, y un equipo que tenga una identidad y nombre propio. Como son todos payasos empezaron a tirar coñas con el tema
de los palitos, el surimi, el combo, el combo surimi, etc, y ahí se quedó [risas]. El currar con payasos tiene su
cosa, pero es un nombre bonito ¿eh?, a mí me parece interesante.
La verdad es que el equipo tiene un punto tribal, podrían
ser un clan perfectamente. Son muy distintos pero tienen muchas cosas similares: rango de edad, procedencia, formación,
intereses vitales, etc. Enseguida hicieron piña. Estoy encantadísimo con el equipo.
¿Cómo es trabajar con personas tan diferentes para que hagan ese trabajo común? ¿Has tenido que contener la gestualidad de algunos? ¿Y su movilidad?
Sí, es muy complicado hacer una cosa seria con payasos, complicadísimo [risas]. Les he tenido que convencer de lo hermosísimos que son sin hacer nada. Cuando están entrenando transmiten algo muy sencillo y verdadero. Para hacer algo interesante, no es siempre
necesario pretender, fingir, actuar, representar un papel o meterse en
un personaje. Hay algo muy bonito en la neutralidad y en la verdad.
Simplemente ser en lugar de actuar. Ha sido duro, ha sido complicado.
No nos hemos planteado en ningún momento usar máscaras ni maquillajes extremos, eso habría sido un personaje. Quiero que se les vea, que sean ellos. A alguno le he tenido que decir que sonriese menos con la boca y más con los ojos y a otros lo contrario. También hemos trabajado los tics de concentración.
En cuanto a la movilidad, lo hemos observado y somos conscientes. Queremos
homogeneizar, que sean todos más naturales, pero también buscamos
maneras de moverse que todas las personas estén cómodas. No quiero
convertir a los que no son bailarines en bailarines, no quiero que los
que sí saben bailar se luzcan, quiero que todos se muevan de forma más
natural. También hay una cosa que es que si el grupo son una tribu, un
clan, en un grupo de este tipo no todo el mundo se mueve igual. Hay unas
diferencias intrínsecas de cada individuo que lo enriquecen. No son un
cojunto de clones, son una tribu.
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Foto: Lucía Sánchez |
La música es una parte muy importante del espectáculo ¿Quién es el músico? ¿Cómo aparece en el proyecto?
Es Daniel Benegassi "
Sanavibra". Yo tenía una selección de músicas que me gustaban: taiko,
marimba, txalaparta, ambientes, sonidos de la naturaleza, etc. Ensayábamos con esas
canciones. Un día encontré un
autor que me gustó mucho que tocaba el tonge-drum (cajón de madera con
lengüetas recortadas) que tiene un sonido parecido a la txalaparta pero
más dulce, más parecido a la marimba. Les puse unas canciones de
tonge-drum y dijo Mon "esto es como un hang pero de madera, yo conozco a un chico que toca el hang".
Le invitaron a un ensayo que no
estaba. Empezaron a ensayar por el
principio, de repente Dani empezó a tocar y todo lo que
estaban haciendo creció una salvajada. Me
escribieron por separado, el músico y el equipo para decirme: "es otro rollo y mola muchísimo".
Entonces me reuní con él y aunque ya llevábamos 6 meses trabajando decidió unirse. Son sonidos evocadores, es
mucho más fácil de entrar en el estado de concentración que yo les pedía a los artistas.
Porque para mí de lo más bonito del show es que es una especie de
meditación. La expresión del show es muy neutra, no es de emociones, es muy de por dentro. Pero esa neutralidad
que da la concentración me parece tan bonito que da lo que yo quería
potenciar y la música acompaña muchísimo.
¿Y la iluminación?
Lo de José Herradón fue una incorporación muy
tardía que le conocí a través de Davel [Puente]. Ya le había conocido en la gala
de Payasos sin Fronteras, que nos hizo las luces con Malabreikers, y me cayó muy bien. Le
encantó el proyecto y poco a poco la relación ha ido ganado y creciendo. Me ha dicho que le gustaría fundirse con Proyecto Sánchez, ser aliados en esta y en futuras producciones, ser el técnico asesor del Proyecto Sánchez. A mí me llena de orgullo que te vengan a decir esto.
¿Cómo definirías el espectáculo?
Como circo "contemporraro" [risas]. Es un espectáculo de circo contemporáneo,
claramente. Se alimenta de los malabares, toda la investigación viene de
ahí, aunque no nos ha quedado tremendamente malabarístico, es más de
manipulaciones y equilibrios. Yo he tenido un proceso de pensar "por qué
hago malabares, qué es lo que me gusta de ellos". Llegué a la conclusión
de que una de las cosas que más me gustan de los malabares son los
patrones. Cuando se establece un patrón de movimiento repetitivo se
forma una pauta "viva" porque tiene ligeras variaciones que la hacen más
compleja y más interesante. Eso para mí es hipnótico. Para mí los
malabares son una forma casi de meditación, de entrar en trance.
Encuentro placer en observar una pauta, en entender cómo funciona y en
apreciar las sutiles diferencias que hacen que no sea exactamente
regular y que entra y sale de ese patrón. Es como
observar cómo rompen las olas en el mar o mirar una hoguera, ese tipo de pautas. Esa esencia es la que quería captar en
este espectáculo con los bastones. Toda la exploración iba buscando patrones y pautas,
irregulares, que lo hace muy interesante, que entre y salga, es
precioso. En algunos patrones hemos intentado no ir a la vez ni
alternos. Para mí es un exitazo porque creo que lo hemos conseguido, es
lo que yo quería hacer, aunque haya gente que no lo entienda.
La verdad es que hemos hecho una cosa un poco minimalista, un
poco bastante
influenciado por el trabajo de Jérôme Thomas. Él dice una cosa curiosa: dónde se pone el
dedo, dónde se dice "esto es interesante".
Y también hace una cosa que es muy chula: en lugar de elegir un concepto interesante y trabajar una secuencia con varios conceptos, lo que hace es tomar aquello que ha decidido que es interesante, desestructurarlo, mostrarlo como un idioma, ir componiéndolo para ponerlo en valor. Claro que no es tan comercial, pero es otra manera de enfocar el tema.
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Foto: Lucía Sánchez |
¿A qué público está dirigido? Quizá no es un espectáculo orientado a todas las edades.
Yo
pensaba eso, y sin embargo los amigos y familia que vinieron con
niños estaban todos impresionados por lo bien que
lo recibieron. Ha sido una bonita sorpresa, de hecho, lo catalogamos para mayores de 14 años pensando en que una capacidad
de concentración y de abstracción para ver este espectáculo y luego
no. Me contaron de un niño de 3-4 años que estaba flipando "mira mamá, ahora hace frío, mira, ahora hace calor., mira mamá, van a cazar". Estaba imaginando todo el rato, y me lo
contaban y yo estaba alucinando. A ver, me vienen 3 autobuses de colegios y esto puede ser un
desastre, igual que si se me peta de niños y de familias, (...) yo creo que es circo para adultos pero igual no hay que
ponerle la etiqueta esa.
Está claro que a mí me encanta que la gente que lo hace le gusta y lo disfrutan, pero es verdad que no es un espectáculo que vaya a gustar a todo el mundo. De hecho, ya ha habido algunas personas cercanas, cuya opinión respeto y valoro mucho, que me han dicho que no les ha gustado. Y me tendrán que explicar qué es lo que no les ha gustado porque me interesa mucho saberlo, pero no es una sorpresa, estaba claro que era una cosa con cierto riesgo. También ha habido muchas opiniones positivas, claro.
¿Dónde queréis llegar?
Tenemos vocación internacional, pero no descarto que podamos trabajar en España, sobre todo por la logística. Además creo que es un buen momento para culturizar el panorama. El circuito del circo es limitado, podemos aspirar a otros circuitos, como danza contemporánea, performances, teatro de objetos, etc. (...) Las mejores críticas las estoy recibiendo de gente no relacionado con el circo. Me da pena, porque me enorgullezco de ser malabarista y cirquero, y creo que es una etiqueta que hay que defender a muerte, "el circo mola". Me gustaría que se acabase entendiendo los malabares como algo más amplio.
¿Vais a acotar vuestro circuito de distribución?
No rechazamos el circuito del circo, no me cierro puertas. Siendo sinceros, hay más dinero en el teatro y la danza que en el circo. Hay muchísimos bailarines que se mueren de hambre, incluso más que cirqueros, y hay más público en el circo que en la danza; pero por un montaje de danza de calidad se llegan a pagar unas cifras que no se pagan por un espectáculo de circo de calidad. Todavía hay un prejuicio de que la danza es un arte más elevada que el circo, y se pueden permitir desembolsar una gran cantidad de dinero en una propuesta que sabes que es arriesgada. Meter ese dinero en un espectáculo de circo que sabes que no va a gustar a todo el mundo, no sucede. No hay jazz de circo. El circo todavía está en una situación en que o tienes algo "pop" o te va a costar encontrar financiación. Claro que nuestro proyecto es arriesgado, pero vamos a ver qué pasa, por eso queremos abrirnos a todos los circuitos.
Tampoco nos cerramos a actuar en calle, pero lo único que pedimos es un sitio bonito y preferiblemente de noche.
Tiene que ser en un lugar especial, (...) es un espectáculo de sala que puede
hacerse en exteriores bien mimado. Tiene la hermosura de lo frágil y no puede estar en cualquier
sitio. En el lugar adecuado puede quedar precioso, el desafío entonces
será más técnico, de iluminación y sonido.
¿Está cerrado el espectáculo?
El concepto y la coreografía sí. Todavía podría ganar en fuerza algunas partes, me falta sudor. Es demasiado
tranqui todo, el momento vivo tiene que ser de agotarse. (...) En alguna parte estamos valorando introducir algún elemento más de circo, más técnicos, elementos que vengan del mástil, de la acrobacia, verticales, etc. Aunque tengo mis miedos por que si introduzco mucho circo igual desvirtúo el espectáculo de donde yo quería poner el dedo. (...) Entiendo que hay gente que dice "eso lo hace cualquiera". Igual si metemos algún detalle con elegancia, sin desvirtuar el concepto original, puede que entonces el público ya piense "eso no lo hace cualquiera". Igual en el futuro hay novedades en esos detalles.
¿Tenéis agenda marcada?
Aún no. Tenemos trabajo de
oficina, de producción, distribución, dossier, web, cartelería, etc.
Tenemos también una reunión esta semana de balance. Queremos grabar la
banda sonora del espectáculo en estudio, aún no nos ha dado tiempo. La
idea es venderla como merchandising. Luego tocará escribir a
teatros y salas de Francia.
También tenemos la intención de empezar tranquilamente a montar una cosa
nueva, tenemos ya una idea en la cabeza. Va a ser muy diferente.
Gracias a Dani por prestarse a una charla tan productiva y a Carlos Such por tantas y tantas cosas.