Primera
entrevista en dos tiempos del blog. Le ha tocado a un dúo, Los Kikolas. Una primera
ocasión, en octubre de 2014, en un pequeño bar de Herrera de
Pisuerga tras finalizar el X Malabaria. En ella se sucedieron las sonrisas, las frases empezadas por uno y
acabadas por el otro, con la complicidad que da una hermandad
artística. El segundo, en febrero de 2016, vía mail, sin que falten
los abrazos y las muestras de cariño telemáticas. La magia de las
entrevistas las fusiona sin solución de continuidad. La misma
continuidad que tuvieron Los Kikolas durante más de 12 años de
trabajo por toda la geografía.
Quique
Méndez ("el moreno") era un joven de Aguilar de Campoo (Palencia) que, interesado
por el teatro de calle y el payaso, descubre el malabarismo. En el
año 2000 llega a Burgos y conoce el Centro Social Gacela, un lugar
de reunión de artistas, actores, músicos y los primeros aficionados
al circo. Allí ya estaba Quique Sebastián ("el rubio"), un burgalés -"de
Gamonal", aclara- que ya había comenzado a hacer malabares en
el 97, "con 20 o 21 años empecé, llegué desde la música".
"Hacíamos muchas actividades: pasacalles, animaciones,
talleres, etc. Al poco de conocernos comenzamos a practicar muchos
malabares, sobre todo estábamos muy enganchados al passing".
Sobre su
formación ambos se consideran autodidactas, aunque presumen de que
su amistad con Iñaki Sastre (Gandini Juggling) les ayudó mucho a
aprender, para después asistir a cursos e intensivos. "Antes
llegábamos todos al circo por los malabares, ahora es más por la
acrobacia y los aéreos, hay mucha más formación que antes.
Hacíamos un poco de todo, teníamos que hacerlo para poder trabajar,
estábamos muy enfocados a trabajar en la calle. Ahora se tiende más
a la especialización en un número que a la creación de un show de
1 hora", reflexiona Méndez.
Quique Méndez (izda) y Quique Sebastian (dcha) en 2002 |
Poco a poco,
comienzan a participar en diversos eventos, actuaciones en centros
comerciales, performances en escaparates, pasacalles y demás.
Comenzaron a ir a encuentros de malabaristas y a conocer a otros
artistas de circo. Hasta que deciden juntarse. "Nuestro primer
bolo juntos, antes de llamarnos Kikolas, fue un desastre. Tuvimos la
genial idea de ir a pasar la gorra al centro de Burgos el último día
de las fiestas, el llamado 'día del burgalés ausente', cuando toda
la ciudad se va al parque de Fuentes Blancas", recuerda entre
risas Méndez.
Quique
Sebastián aclara un poco los orígenes: "comenzamos a ser Los
Kikolas en 2002, teníamos mucho material de los entrenamientos y
decidimos hacer algunas gorras. Pensamos ir al sur porque hacía
mejor tiempo. Llegamos a Málaga, la peor elección de nuestra vida,
en los 15-20 días que estuvimos allí apenas pudimos actuar porque
nos echaba la policía, una ruina. Ese verano fuimos más por el
norte y ya nos fue mejor, empezamos a crearnos unos personajes".
Ese primer
show se llamó "Malabartistas de calle" y giró durante años, llegando a hacer más de 500 actuaciones en toda su
carrera. "Funcionaba muy bien"-asegura Sebastián-"sin
publicitarlo nos seguían llamando para hacerlo. Gustaba al público,
tenía diábolos, antorchas, mazas, acrobacias...".
A este
espectáculo siguieron otros con mayor o menor fortuna. Primero Circo
Modesto (2004), más orientado a sala y a público infantil (la
demanda del momento), al que no sacaron mucho partido. Después vino
Street Circus, un pasacalles muy trabajado, con personajes,
disfraces, zancudos, gomaespuma, músicos en directo, etc; pero que
resultó un fracaso. En 2006 vino Quique Palique, al que sucedió su
gran espectáculo: Dr Ficante.
"Para
crear Dr. Ficante nos metimos 9 meses a trabajar a diario muchas
horas con Alejandro Britos, un director artístico madrileño que
contratamos para la ocasión. Fue un currazo pero el show tenía de
todo: magia, malabares, sombreros, flair, personajes,etc. Menos mal
que funcionó muy bien", recuerda Méndez.
Quique
Sebastián lo confirma: "Ha sido el espectáculo que mejor ha
funcionado y el que más alegrías nos ha dado". Y continúa,"El
que nos ha sacado de Castilla y León, que nos ha llevado a festivales como Circada, la Bisbal, etc". Se trataba de un
divertido y cuidado espectáculo donde una pareja de hermanos nos
vendían un tónico milagroso con múltiples propiedades. Ese afán
por cuidar los trajes, la escenografía, los materiales, es su sello
de identidad, persistente en sus espectáculos individuales. (En este vídeo podéis ver un fragmento de una de sus actuaciones).
Colaboraciones
con Payasos Sin Fronteras, conociendo el circo social.
Ambos han
sido colaboradores de PSF en varias ocasiones, sin embargo sólo
coincidieron en una de las expediciones. En lo que si concuerdan es
en la sensación que deja ese voluntariado. Méndez lo explica: "el
voluntariado engancha, es un regalo, te va haciendo el corazón más
grande y te ayuda a relativizar todo, tus problemas y preocupaciones;
te carga las pilas".
La Carpa
Domo, el proyecto contra viento y marea.
En 2012 los
Kikolas compran una carpa geodésica, un proyecto de ilusión y lleno
de energía. Coincidiendo con el décimo aniversario de la compañía
organizan en ella galas y espectáculos de circo para el disfrute de
sus 100 espectadores por vez. Después se animaron con el festival
Soñando Circo", todo autogestionado, que tuvo mucho éxito los
dos años celebrados. Pero comenzaron las dificultades con el
Ayuntamiento de Burgos. "El tercer año vinieron a por nosotros
-explica Méndez- supongo que por haber sido siempre muy críticos
con la gestión cultural de la ciudad. Nos pusieron muchos problemas
en todo: el cuadro eléctrico, el aforo, la policía controlando,
etc. No nos prohibían pero nos hacían la vida imposible". "El
desgaste fue muy grande, nos quitaba fuerzas para el resto de
proyectos, y más unido a la crisis. Se unió a los problemas de
salud de Quique (Sebastián) y su familia, así que nos planteamos
parar y hacer un reset, empezar otros proyectos".
Con la
decisión tomada, Los Kikolas se despidieron de sus amigos en el
Cabaret Vintage en su propia carpa domo. La despedida de los
escenarios el 3 de enero de 2014, en Burgos. "Fue un bolazo,
salió genial, sabíamos que era el último y fue un placer",
recuerda con una sonrisa Sebastián.
Divergen los
caminos
Además se
ha embarcado en proyectos compartidos, como el espectáculo Errantes,
de la Compañía El Cruze, de corte más contemporáneo y cuya
experiencia allí describe como "enriquecedora". En su
futuro más cercano, Quique habla de su nueva creación, dirigida por
Leandre y que quiere presentar en agosto. En marzo participará en un
festival en austria y en mayo en el MUECA de Canarias. Podéis ver aquí su vídeo promocional.
Por su
parte, Quique Sebastián creó su compañía propia, Kicirke, en 2014,
tras la separación, combinando su trabajo a la gorra con
colaboraciones con otras compañías de teatro de Burgos. Eso le
permitió estar más cerca de su familia y acompañarla en momentos
delicados de la salud de su mujer, Vanesa.
El
Comediante es el trabajo creado, en él se pueden ver los detalles de
la marca Kikolas: el mimo por todos los elementos, la escenografía
cuidada, el vestuario bien elegido. De esta nueva etapa, Quique
destaca "la libertad en cuanto a mostrar lo que me ronda la
cabeza, a poder volcarme en mi familia y a poder gestionar mejor mi
tiempo. Además, en solitario todo se multiplica, ya sean éxitos o
fracasos". Podéis ver aquí su vídeo promocional.
Ambos
refieren haber cumplido un sueño al poder trabajar y vivir del
circo, y ambos coinciden (como en tantas cosas) en que jamás se
plantearían otra profesión. La respuesta es igualmente idéntica en
cuanto a su futuro: "seguir siendo feliz con lo que hago".