Seis suena a transición, a comienzo de segunda parte.
Seis evoca curvas, silbidos y ofidios.
Seis recuerda a inicio de la escuela, la siguiente fase del "hacerse mayor".
Seis implica utilizar dos manos, como cuando se hacen malabares, como cuando se agarra uno al trapecio, como cuando se hace una vertical.
La seis era la línea de Metro que me transportaba en mis primeros viajes en Madrid, cuando empezaba a conocer el circo. Me parecía la mejor del mundo. Ella, tan abajo, la circular que no acaba, que siempre vuelve.
Seis bolas en el aire, tres en cada mano, no se cruzan sus círculos, como en la línea de metro. Cuando llegas a ese punto, en el que uno está cómodo lanzándolas, descubres el ritmo. Las seis bailan diferente, tienen una periodicidad especial, la danza de dos círculos imbricados al son del circo. Esa es la sensación, y es absolutamente placentera.
Seis no tiene el cuerpo de los múltiplos de cinco, aunque también luce una hermosa barriga, preñada de nuevas ideas. No parece una cifra de celebraciones, pero para mí es muy especial.
Seis años de proyecto, de lanzar calamares al aire, de hacer malabares con las letras, el circo y los cómics. El seis que confirma que esto es parte de mi vida, que en mi cabeza siempre hay alguna entrada, no siempre realizable cuando me gustaría. Esto sigue, al ralentí pero avanzando. Sin objetivo definido más que seguir difundiendo lo que a mí me gusta, seguir aprendiendo de mis pasiones, seguir conociendo gente que me llena y seguir disfrutando.
Seis años dando gracias.
Seis años deseando "¡Salud y mucho circo!"
Brindemos como cada año, que esto sigue.
Seis evoca curvas, silbidos y ofidios.
Seis recuerda a inicio de la escuela, la siguiente fase del "hacerse mayor".
Seis implica utilizar dos manos, como cuando se hacen malabares, como cuando se agarra uno al trapecio, como cuando se hace una vertical.
La seis era la línea de Metro que me transportaba en mis primeros viajes en Madrid, cuando empezaba a conocer el circo. Me parecía la mejor del mundo. Ella, tan abajo, la circular que no acaba, que siempre vuelve.
Seis bolas en el aire, tres en cada mano, no se cruzan sus círculos, como en la línea de metro. Cuando llegas a ese punto, en el que uno está cómodo lanzándolas, descubres el ritmo. Las seis bailan diferente, tienen una periodicidad especial, la danza de dos círculos imbricados al son del circo. Esa es la sensación, y es absolutamente placentera.
Seis no tiene el cuerpo de los múltiplos de cinco, aunque también luce una hermosa barriga, preñada de nuevas ideas. No parece una cifra de celebraciones, pero para mí es muy especial.
Seis años de proyecto, de lanzar calamares al aire, de hacer malabares con las letras, el circo y los cómics. El seis que confirma que esto es parte de mi vida, que en mi cabeza siempre hay alguna entrada, no siempre realizable cuando me gustaría. Esto sigue, al ralentí pero avanzando. Sin objetivo definido más que seguir difundiendo lo que a mí me gusta, seguir aprendiendo de mis pasiones, seguir conociendo gente que me llena y seguir disfrutando.
Seis años dando gracias.
Seis años deseando "¡Salud y mucho circo!"
Foto: Alicia de Lózar |
Brindemos como cada año, que esto sigue.