80 manzanas, 9
malabaristas y 4 juegos de té. Suena “I've always wanted to dancein Berlin”, de Little Jack Little y comienza el desfile de artistas
con 3 manzanas, realizando una especie de canon de trucos, para luego
sentarse en sus respectivas sillas. Así empieza Smashed (2011), una de las
últimas creaciones de la compañía inglesa Gandini Juggling, por
primera vez representada en Madrid. Fue en el Price el pasado enero y entre el elenco, siempre cambiante, estaban Sean Gandini, Kati Ylä-Hokkala, Owen Reynolds, Iñaki Sastre (los 4 miembros fijos de la compañía), así como un reciente integrante español: José Triguero.
SMASHED a Gandini Juggling Performance from Gandini Juggling on Vimeo.
Más info:
Foto: Gandini Juggling |
Creada como un homenaje
a la coreógrafa alemana Pina Bausch, la obra se compone de varias
escenas indepedientes, aunque con cierto hilo común. A través de
los malabares se nos habla de la complejidad de las relaciones entre
hombres y mujeres, la situación de la mujer en la sociedad y del
caos.
Todo ello con un
malabar muy especial: manzanas. “Tiene mucha simbologías”,
explica Sean Gandini, fundador de la compañía. “Es un clichè
dentro del malabarismo, también está su relación con Newton y la
gravedad, el simbolismo con Adán y Eva, la pérdida de la inocencia,
etc. Además, es un objeto que todo el mundo conoce y eso acerca la
obra al público”, profundiza el malabarista.
Foto: British Council |
Durante las escenas se
pueden observar juegos y secuencias marca de la casa, de Gandini Juggling. Trucos
entrelazando los brazos de varios artistas, secuencias síncronas
entre todos, la composición de siteswaps grupales; todas ellas con
gran belleza. El fallo es, en esta obra, una parte más del
malabarismo, y siempre se juega con ello, haciendo que a veces se
confunda con escasa capacidad técnica, nada más lejos de la
realidad.
Foto: Tristram Kenton |
Juegan con la
provocación y las reacciones del público, que se enfrenta a algunas
imágenes algo duras sobre el trato a la mujer, que pueden ser
malinterpretadas como machistas, cuando la obra empieza como algo más
ligero. Estas secuencias llevan a un caos final, lleno de
destrucción. “Me gustaba la idea de romper cosas, es como volver a
la infancia, bastante terapéutico”, comenta Gandini. “Además,
como dice la canción inicial, me gustaba la imagen de bailar sobre
la destrucción”.
SMASHED a Gandini Juggling Performance from Gandini Juggling on Vimeo.
Más info:
Versión del artículo publicado en la revista Zirkólika, nº 40.
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