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viernes, 29 de junio de 2012

Dibujando en pijama

Tengo que reconocer que Paco Roca (Valencia, 1969) está en estado de gracia. Tras su merecido Premio Nacional de Cómic de 2007 por Arrugas (Astiberri), su presencia en las librerías y medias es constante, y su producción literaria lleva el sorprendente ritmo de una obra por año. Si bien Las calles de arena (Astiberri, 2008), una historia a lo Alicia acerca del absurdo de la vida, me decepcionó un poco y me pareció publicada al rebufo de Arrugas; El invierno del dibujante (Astiberri, 2010) sí me resultó mucho más seria. Un homenaje al pasado del cómic español y sus autores, a sus duros inicios de producción extenuante.



Hace poco acabó en mis manos una nueva obra suya: Memorias de un hombre en pijama (Astiberri 2011) que recibí con ilusión y algo de escepticismo. "Vaya, Paco Roca está imparable, todo lo que escribe lo publican". Pero al poco de comenzar a leer ya me tenía ganado de nuevo. Se trata de una recopilación de tiras de prensa que publicó entre marzo de 2010 y julio de 2011 en el diario Las Provincias (de Valencia).

Amparado en la libertad que se le dió a la hora de elegir sobre qué dibujar, Roca decide describir y analizar a la sociedad a base de hablar de sí mismo. Analiza las relaciones entre parejas, entre amigos, la llegada a la treintena y la cuarentena, la complejidad femenina a ojos masculinos, etc; todo desde la ironía y la sonrisa. Porque sobre todo se ríe de sí mismo, de sus manías, de su carácter, de sus anécdotas y sus razonamientos. Se caricaturiza como un hombre a un pijama pegado que vive en un constante despiste y al que sólo parece dársele bien dibujar.

Aunque todas las tiras tienen la clara intención de divertir o hacer burla (sana), como bien apunta Julián Quirós en su magnífico prólogo, Roca invita más a la sonrisa que a la carcajada. Lo bueno es que siempre hay una reflexión unida a esa sonrisa que hace que se disfrute más la lectura. Consigue, con su dibujo claro y atractivo, que lleguen con nitidez sus ideas. Aprovecha cada viñeta al máximo, utilizando en ocasiones símiles o metáforas brillantes.
Parece ser que todas estas apreciaciones son compartidas por más gente y Manuel Cristóbal y Ángel de la Cruz (productor y guinista, respectivamente) han tomado la buena iniciativa de llevar, como ya hicieran con Arrugas, estas tiras a la gran pantalla (leed la reseña de El País). El estreno está programado para 2013, habrá que permanecer atento.



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viernes, 22 de junio de 2012

25 años de meada

Notición que recibí con gran alegría: ¡¡la revista TMEO cumple 25 años!!



Tengo que reconocer que, aunque no sea un lector habitual de la revista, me alegra enormemente una noticia así. Las revistas de humor satíricas son necesarias en todas las sociedades. Reflejan un espíritu crítico y de burla que realmente son beneficiosos para todos.

Este fanzine vasco-navarro, nacido como otros muchos en los 80, se hizo grande tras recoger "los cadáveres" de otros fanzines ya existentes; siempre sin perder su aire de irreverencia y frescura. Sus autores apenas han variado en estos años (salvo ciertas incorporaciones en los últimos tiempos) y el contenido de sus historietas tampoco demasiado. Sigue primando el humor escatológico, la ordinariez y la sátira política sin temor a apuntar a todos lados. Como dice Kini en esta entrevista, el motivo de la revista, a parte de la crítica política, era la idea de estar pegado a la calle, dar voz a esos comentarios que se quedan en el bar. Las ganas de, como hace su logo, echar una meada a todo lo que no gusta, incluyendo nosotros mismos o al propio lector.



Aquí podéis ver la noticia en Egin la reseña sobre la presentación en sociedad, con una ambiciosa primera tirada de 10.000 ejemplares y una definición que me ha gustado: "en la revista se trata de maderos, drogas, porquería, etc; en general de lo que hacemos los humanos, que es producir mierda, y de eso sale bastante". (fotos vía www.exprai.com)



Autores ya clásicos como Mauro Entrialgo, Álvarez Rabo, Furillo, Santi Orúe, El Listo o Bernardo Vergara, forman parte de la historia viva del fanzine. Algunos siguen escribiendo desde el primer número, otros dieron el salto a otras revistas y medios. Ahora, con la celebración del número 100 aún reciente, han montado una bacanal por los veinticinco años, y promete. Además, para este número 117 cuentan con la presencia de muchos colaboradores que lo convertirán en imprescindible.


Mi más sincera enhorabuena a todos los "Tmeolaris", a los colaboradores y lectores, a partir de ahora prometo leeros más a menudo. Mientras, me quedo con el lema de su Twitter: Revista de humor íntegramente confeccionada por subnormales.

Por muchas meadas más. ¡Zorionak!

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lunes, 18 de junio de 2012

Ración de vídeos. Junio 2012.

El verano al fin se ha asentado. Las horas de noche disminuyen al mismo tiempo que la temperatura y la prima de riesgo se disparan. Hacer malabares ahora provoca una sudada que te hace pensar que realmente es un deporte, como afirman los de la WJF. Mucho más cómodo devorar las raciones de circo fresquitas en tu ordenador, con un ventilador en la cara.


Pasen, hay sitio al fondo.

1) Patrik Elmnert. Este joven (¡¡23!!) sueco ya ha aparecido en varias ocasiones en mis raciones de vídeos. Ser la pareja artística de Wes Peden y uno de los pupilos de Jay Gilligan tienen la culpa. Con este nuevo número de malabares demuestra por qué es uno de los malabaristas de moda. Pensadísimo, encajadísimo, muy bonito y muy técnico, encima combinando con gusto dos malabares diferentes.


2) Arjan Groenendijk, Made in Taiwan. Increíble vídeo-casi-metraje de este holandés, uno de los referentes en diábolo. Aprovecha su viaje a Taiwan para grabar este vídeo. En este país y en Malasia el diábolo es el deporte rey y resulta asombroso el nivel que tienen los jóvenes de allí (podéis haceros una idea en esta entrada que transcribí hace tiempo). Trucos innovadores e invitados de lujo. Y se puede descargar gratis aquí. Gracias a Wis por la recomendación.


3) George Serafeimidis. Bastones. Este griego curtido a base de escenarios es un malabarista de contact que se ha puesto a investigar con los aros y los bastones. A mi modo de ver son dos malabares muy atractivos por la vistosidad que presentan. Ahora nos muestra muchos patrones de esos que te dejan hipnotizado. A disfrutar:




4) Shay Wapniaz. Kick-up Fetishism. El fetichismo de pies al que se dedica el bueno de Shay. Italiano ex-alumno de Carampa, sube frecuentemente vídeos con sus avances que siguen sorprendiendo en cada edición. Suavidad para levantar las mazas, atracón de variantes.


5) Cyrille Humen y Kyle Johnson. We Roll. Tengo que reconocer que me gusta el estilo de Kyle. Es muy bueno con los malabares y le ha aportado un toque de contact y rolling a la antigua usanza que da una mezcla bien agradable. Si se combina con un crack elegantísimo como Cyrille, pues este es el resultado. Grandes las jam session.


6) Andrey Moraru. Free Man. Verticalero que actúa en el Cirque Dreams y del que por desgracia he podido encontrar poca información. Lo que sí se ve es el nivelazo de verticales que tiene, sin esfuerzo, con suavidad, mezclando con danza y algún esbozo de taichi. Brutal. Gracias Iván por la recomendación.



Las guindas:
El regalazo:
El que nos ha hecho este usuario tras colgar entera la retransmisión de la TV3 francesa de la 36ª edición del Festival Internacional de Circo de Montecarlo. Dos horas de circo al más alto nivel, que encima nos dejan como premio un clown de plata para las Azzario Sisters por su numerazo de mano a mano. Antes que ellas, sólo tres españoles habían conseguido algún premio en Montecarlo (Charlie Rivel, Picasso Jr y Los Quirós). Enhorabuena, que lo disfrutéis todos.


¡Salud y mucho circo!

lunes, 11 de junio de 2012

Inocencia malabar

A veces pienso que me gustaría volver al principio. Volver a los primeros espectáculos, antes de haber cogido un malabar. Hablo como espectador, como público, esa persona ajena que acude de pascuas a ramos a ver un circo o una gala.

Me considero más aficionado al circo que malabarista. Son ya unos cuantos años viendo funciones, y la percepción se deforma y tecnifica. Comienzas a fijarte en otros detalles, como la dificultad técnica de un truco, la fluidez y seguridad con que se ejecuta, la puesta en escena, la sincronía con la música, etc.

Todo esto también lo aporta el entrenar malabares y ver a otros practicar una y otra vez otras disciplinas circenses. Se aprende mucho viendo, hablando con unos y con otros, yendo a encuentros, sentado en butacas, mirando vídeos. Aprendes a ver las horas de trabajo que hay detrás, a valorar el esfuerzo que conlleva sacar algo tan limpio, o la decepción tras el fallo. Ver un espectáculo e implicarte con el artista, desear que le salga bien, que te sorprenda, que al resto del público, el "profano", le guste. Querer que el que actúa arriesgue, que te muestre algo nuevo, o que te muestre lo clásico pero con su toque. De cada espectáculo se saca algo de provecho.

Yo quiero volver atrás, aunque sólo sea temporalmente. Pese a que alguna vez se me escape una sonrisa cuando oigo aplausos entusiastas ante un truco sencillo pero vistoso; o cuando veo algo que me hace dar un salto del asiento y casi nadie aplaude. En verdad es envidia. Me gustaría poder volver a disfrutar tanto como la primera vez que vi dos diábolos bailando a la vez en una cuerda, o cuando vi un passing entre dos personas subidos en monociclos jirafa, o cuando vi cinco bolas en el aire a la vez; esos momentos los tengo grabados en la mente. Es envidia al ver a un niño retorcerse el cuello mirando a un artista callejero, por los ooohhs que yo ya no exclamaré ante ciertas rutinas, por la gente que elucubra sobre cómo funciona la bola de contact cuando se desliza por las manos. 




Todo eso ya ha pasado, como tantas cosas. Aunque disfruto de la nueva etapa apreciando otros pequeños detalles. Disfruto intentando difundir un poco el circo y que sean otros ojos inocentes los que se abran como platos como les pasó a los míos hace tiempo. Disfruto viendo bocas abiertas y aplausos rendidos. Y sobre todo, disfruto como un enano (nunca mejor dicho) cada vez que veo algo que vuelve a aflorar esa inocencia y me deja de nuevo ojiplático. Menos mal que el circo se planteó desde un principio aquello del más dificil todavía, que si no todo esto habría caído en el olvido hace tiempo.

Exigente público viendo Payasos sin Fronteras