A los 18 años ya lanzaba 9 aros y 11 pelotas. Así, siguiendo la escuela rusa en la que los malabaristas sólo se concebían en circos y sin más espectáculo que el "simple" hecho de hacer malabares, pronto se convirtió en el máximo exponente de la época del malabarismo de números, es decir, conseguir mostrar en la actuación el mayor número de objetos en el aire posible. (video de sus primeras actuaciones)
Cuando en 1977 hizo su primera gira por los Estados Unidos, en la cima de su carrera, se
sorprendió mucho que hubiera gente que hacía malabares por diversión, de forma amateur y fuera de los espectáculos. En aquella época asombró al mundo siendo la primera persona capaz de lanzar 11 aros.Siguió actuando de forma habitual hasta principios de los noventa, con un show muy coordinado con música clásica, muy técnico (como buen ruso) e incorporando en la rutina trucos tan complejos como 7 pelotas grandes, 5 mazas en backcross (por la espalda) o inventando el truco de lanzamiento en pancakes con 5 y 7 aros; muy pocos malabaristas de la época estaban cerca de su nivel. Él asegura que para poder llegar a esas cotas entrenaba hasta 8 horas al día.
Después de los 90 ha actuado en contadas ocasiones, de forma esporádica. Ha impartido talleres de malabares en pequeños grupos y sigue manteniéndose en forma y entrenando, combinando su entrenamiento de malabares con largas sesiones de yoga.
(vídeo de los 90 en el Festival de Circo de Montecarlo)
Este grandísimo ejemplo de la técnica rusa fue durante un tiempo el mejor malabarista del mundo y hoy día es una leyenda viva del malabarismo. Su sobrino Ignatov Jr. es también malabarista y también muy técnico, pero dificilmente llegará al nivel de su tío.
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