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viernes, 27 de mayo de 2016

Lectura malabarística de Maus, por Sergio Pla

Una vez más, un ofrecimiento de colaboración al blog. Me encanta, de verdad, me hace muy feliz. Si a esta felicidad le sumamos que esta propuesta es de un malabarista hablando sobre cómics, pues miel sobre hojuelas. Sergio Pla, malabarista valenciano formado en Circus Space (Londres), Conservatorio Superior de Danza (Valencia) y el Institut del Teatre (Barcelona), es también aficionado a los cómics. Se atreve ni más ni menos que con “LA” novela gráfica, MAUS, de Art Spiegelman, obra que considero obligada para que todo el mundo entienda y valore el cómic de otra forma. Gracias Sergio




La situación más dantesca que ha podido crear el ser humano queda estampada de forma magistralmente en la obra cumbre de Art Spiegelman titulada Maus, publicada de manera serializada desde 1980 hasta 1991 en la revista RAW, magazine gráfico editado por el mismo Spiegelman y su mujer.

Aunque por la forma que tienen los personajes dibujados en Maus bien podrían estar representando alguna de las historietas de cómic de Francisco Ibáñez o José Escobar, aquí la misión que tienen nuestros roedores protagonistas es bien diferente a cualquiera de las encomendadas por la T.I.A. En este caso la misión está situada dentro del mayor crimen trazado en la Historia, la barbarie más atroz que aniquiló a millones de personas en los campos de concentración nazis. La narración que ilustra Maus transforma a las personas en ratones judíos, gatos nazis, perros americanos, cerdos polacos... En el holocausto nazi, las personas también fueron reducidas a un estado animal, y sometidas hasta la más espantosa degradación física y moral. El hecho de diferenciar así a los tipos de animal por su nación es un reflejo del ambiente de aquella época en la que el individuo no tenía significación por sí mismo sino por la comunidad étnica o de nación a la que pertenecía. Sí, en esta trama, Tom logra atrapar a Jerry.

El arte que derrocha Art nos demuestra de una manera impactante que no es necesario tener la mano de Richard Corben ilustrando viñetas para llegar a ser capaz de crear un cómic totalmente asombroso, situándolo entre los mejores de la historia. Su trazo parco y el dibujo desnudo conducen a una perfecta síntesis de imagen y narrativa. No es la única síntesis magistral que encontramos en la severa fábula de Maus, la relación de Art y su padre Vladek es igual de interesante que la historia del padre como superviviente judío en la Polonia de la Segunda Guerra Mundial. En Maus la búsqueda del equilibrio es enteramente cabal; hay risa y llanto, un retrato sublime tanto físico como psicológico del padre de Art, la reconstrucción compaginada de dos épocas tan diferentes entre sí, problemas y soluciones se entremezclan bruscamente y con apenas reposo en una obra sin parangón.

Ya desde su primera página de prólogo, Maus pone el dedo en la llaga, y sitúa el valor de la amistad en un status muy diferente y profundo al que normalmente estamos acostumbrados. Lo mismo sucede con el valor que otorga al concepto de amor conforme te adentras en el cómic. Y seguidamente acaba por ahondar hasta lindes inconcebibles la idea de lucha. La pugna por buscar una salida de su destino por parte del ratón encerrado en un laberinto. Una liza en la que cualquier mínimo error, o hasta en muchas ocasiones el mero azar era valedor de causar un ingente martirio.



En una viñeta de Maus encontramos de manera acentuada una alusión a una de las preguntas más complejas que se han realizado en el siglo XX: ¿Se puede creer después de Auschwitz?. Pregunta cristalizada en el cómic cuando un amigo de Vladek se derrumba al perder su cuchara, no tener zapatos ni cordón para atarse en pantalón. Y a pie de viñeta se lee la frase: “Dios no visitaba aquel lugar”. Auschwitz se ha convertido en el símbolo de la mayor crisis mundial, mayor incluso que el terremoto de Lisboa de 1755 o las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. En ningún momento de la historia encontramos una mayor sistematicidad y planificación del poder destructivo hacia la persona, unido a una voluntad perversa de aniquilación de la vida humana, que ha hecho de los campos de concentración nazis el símbolo por antonomasia del mal. Desde la doble perspectiva teológica y filosófica, surge también de Maus dicha pregunta de fe totalmente radical respecto a la creencia en un Dios.

Destacable es la pequeña historia que aparece a mitad del cómic titulada “Prisionero en el Planeta Infierno”, ya que dota de un toque de dinamismo y frescura al entero de la obra de Maus, porque este pequeño relato que trata sobre el suicidio de la madre de Art Spiegelman está representado con otro tipo de ilustración en sus viñetas. Con un toque expresionista, muestra a lo personajes no como animales, y los lugares adquieren una mayor profundidad mediante un uso más minucioso del sombreado y el claroscuro. Es muy sugestivo que el autor incluya dentro de su obra esa pequeña historia suya que con anterioridad únicamente salió publicada en un cómic underground de tirada muy corta llamado Short Order.



Art Spiegelman realiza la obra de Maus en relación, no a su propio imaginario, sino a lo que su padre le contaba. Algunas de las cosas que quería conocer para la realización de Maus, su padre se las pudo contar con mucha claridad, pero otras cosas le costaba más explicarlas. La memoria es efímera, y Art era consciente de ello, lo consideró como el gran problema del proceso de creación de Maus. La investigación que por su cuenta hizo Art sobre el holocausto, le llegó a hacer evidente que los recuerdos de Vladek no cuadraban con todo lo que había leído sobre el tema. Y en ese lugar es donde queda patente la genialidad de Art con respecto a su obra. Cuando le pregunta a su padre por la orquesta de Auschwitz para crear una secuencia de viñetas, Art sabía que la orquesta existió de verdad y está documentada, hasta existen fotografías de dicha orquesta. Por lo que cuando su padre responde: “¿Una orquesta? ¿Cómo iba a haber una orquesta?”; Art podría por un lado podría haber obviado el tema o por otro podría haberse limitado a ilustrar en alguna viñeta al padre diciendo que no recordaba la orquesta. Pero en cambio, el autor opta por mostrar la orquesta, luego hace que Vladek diga que no la recuerda, y a continuación en otra viñeta se ve como los prisioneros al marchar tapan la orquesta, porque es lo único que Vladek recuerda o ha vivido; pero con un inusitado ingenio, Art muestra una parte del violonchelo, junto con las baquetas y la silueta de los músicos para mantener de trasfondo que realmente existió la orquesta, aunque la historia que se ilustra son las vivencias de su padre. Esto nos delata que Maus no plasma una representación histórica de lo ocurrido durante el nazismo, sino que es una fiel narración biográfica. Sin buscar la realización de una obra para plañir al lector de las penurias padecidas por Vladek como superviviente del holocausto, sino para hacer abrir los ojos ante la cruda realidad de la condición humana.

Al fin y al cabo, hay un intento de no cargar de sentimentalismo ninguna parte de la historia de Maus, ni se busca crear una figura gloriosa en Vladek, ni tampoco un superviviente ennoblecido por su sufrimiento; al terminar de leer Maus, te das cuenta que a pesar de todo mantiene de trasfondo una visceral historia de superhéroes. Una historia que ni Superman, ni incluso Superlópez, podrían llevar a término sin llegar a pasar por sus peores contingencias.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Ración de vídeos del mes. Mayo 2016

Da gusto saber que hay más "videófilos" de circo por ahí, que estas raciones no caen en vano. Uno de ellos es Lucas Zileri, un malabarista peruano con un recorrido más que interesante, del que merece la pena hacer entrada aparte. Con Lucas la relación es curiosa, más allá de algunas conversaciones en su etapa de Carampa, o en sus participaciones en el EUCIMA, hemos charlado más veces a través de las redes, cosas del presente internetizado. Para mí es un placer que un compañero sea un entusiasta del circo, de los vídeos y de la escritura. Como un buen ceviche, supongo que con pisco incluido, Lucas Zileri nos trae una rica ración de vídeos, con comentarios y todo. 

Pasen, hay sitio al fondo.



1) Craig Quat.  Se dedica a crear objetos para que la gente que en principio no podría malabarear (ciegos, por ejemplo), malabaree. Acá se ven algunos de los objetos que ha creado. En si el video no es genial, pero presenta unos cuantos conceptos que sin duda podrían ser explotados por alguno de esos malabaristas a los que les gusta construir cosas.





2) Bogdan. Un malabarista que me encanta. Me encanta su manera tan aireada de hacer malabares, me encanta su inusual contact de diábolo, me encanta su sutíl comicidad y me encanta la edición de este video (aunque supongo que de esto último se encargó otra persona).





3) Johan Welton. Este es otro trailer de un espectáculo que no he tenido la oportunidad de ver. No importa. Míralo tú y dime si no te parece que es un trailerón de (muy probablemente) un mega espectáculo.






 4) Erik Aberg y el Ghostcube. Estuvo haciendo revuelo hace un tiempo así que quizás ya lo hayas visto. Origami malabareado. Los que quieran saber más al respecto pueden entrar en la página de Erik (http://erikaberg.com/shop/) y comprar el video en el que explica cómo fue el proceso de creación.




5) Were is Kliff. Este video es relativamente viejo, lo sé, pero eso no impide que sea un verdadero unicornio alado que escupe fuego (en otras palabras, ¡mi video favorito de malabares jamás!). En su momento fue el primer vídeo que vi en el que aparecía Koblikov. Además, a Grygoriy Lovygin lo había visto actuar pero no entrenar, de Gustaf Rosell no había escuchado hablar y a Petter Wardsten nunca lo había visto malabarear tan bien. Todas estas revelaciones en solo 4 minutos... ¿acaso se necesita algo más para ser feliz?




6) Cie Ea Eo. Companía belga que, hoy por hoy, anda presentando su segunda creación. Esta es un rutina de la primera. Malabares con manos. No tan obvio como suena.


 
7) Bramco, Erick y Gino. Quizás, inconscientemente, sea mi corazoncito peruano el que me lleva a elegir este video. Quizás, pero lo dudo. El tono de "video de un día en el barrio" (con esa intro en la que fabrican pelotas, comen helado, se cortan el pelo y, basicamente, filman lo que les da la reverenda gana) me parece genial. Luego se ponen a hacer esos malabares suyos tan latino-japoneses y BIM BAM BUM. Soy fan.
  
Mil gracias Lucas, por la selección y por las horas de circo que nos has regalado. De regalo, dejo tu actuación en el EXIT 14 de tu graduación de la ESAC, que bien merece un visionado.

lunes, 16 de mayo de 2016

Octavo EUCIMA, el año redondo

El jueves 28 de abril, en un pequeño recinto deportivo abandonado, propiedad de la Universidad Complutense de Madrid, abría sus puertas la octava edición del Encuentro Universitario de Circo de Madrid (EUCIMA). Era la edición de la consolidación, el sexto año con "formato encuentro" (3-4 días de acampada), el tercero con Gala en el Teatro Circo Price, el año de aprender de los errores y montar algo muy grande.



La organización, compuesta por más de 20 personas que dedican mucho de su tiempo de forma altruista, comenzó a planificar esta edición con 6 meses de adelanto. Una de las tareas principales era la de evitar que la eterna burocracia y el denso entramado legal volviesen a hacer peligrar el encuentro, como sucedió el año pasado. Por suerte, este año se hicieron los deberes y el EUCIMA pudo realizarse sin sobresaltos y con dos bonitas carpas bajo el cálido sol que acompañó el fin de semana. Además, este año se intentaron ampliar las infraestructuras y las actividades, consiguiendo un encuentro grande y diverso, pero manteniendo la cercanía y proximidad que otorgan estos eventos circenses.

El objetivo parecía cumplido, las preinscripciones funcionaron muy bien y se llegó al límite de aforo del encuentro: 850 personas acudieron al encuentro al completo, convirtiéndolo actualmente en el mayor encuentro de circo en España. Los temores sobre realizar el encuentro en el "puente de mayo" y la coincidencia con el Viña Rock se disiparon cuando empezaron a venir asistentes con buen ritmo y sonrisas en sus caras.



Pese a ser el año con más asistentes, el clima reinante fue excelente. No había más que darse una vuelta por el recinto para observar a mucha gente con la sonrisa en la cara, divirtiéndose, compartiendo trucos, entrenando o simplemente viendo a otros. Quizá el punto negativo fue que, al carecer de un gran gimnasio (había dos pequeñas salas disponibles), la oferta y actividad de talleres de circo fue menor de lo habitual.

Daba comienzo un largo fin de semana circense con una programación de lo más variada: jornadas de circo social, varios conciertos, talleres, cabaret de circo, campeonato de volley-maza, mañana familiar, olimpiadas y la gran gala en el Teatro Circo Price. En las jornadas de Circo Social se debatieron diversos temas sobre la realidad del circo como herramienta socio-educativa, y se desarrollaron talleres de clown. Se contó con participantes como Pallasos en Rebeldía, Circo Piruleto, Saniclown, Payasos sin Fronteras, Acircándonos, etc.

Se volvió a contar con una actuación de calle, esta vez con la compañía andaluza Tresperté, que presentaron bajo la carpa su nuevo espectáculo "Oopart", una bonita obra combinando una ingeniosa estructura futurista con una buena dosis de banquinas, acrobacia y humor.

Como novedad, este año se instaló un trapecio volante y muchos de los asistentes pudieron disfrutar de la sensación de volar en esta estructura. Otra de las innovaciones fue la de realizar, el día 30, una “Batalla de Aéreos”, un evento algo anárquico, a modo de competición entre dos equipos, donde el público decidía las distintas pruebas y a los ganadores.

Fotografía: Noa Zabaleta


Otra novedad fue que, debido a la capacidad limitada de la carpa, el cabaret del día 29 de abril se realizó en dos pases. Todo un éxito, ya que se pudo disfrutar con comodidad de grandes artistas como Julietta Birkeland (malabares), Nina Savidi (red aérea), Jose Illanes (música, clown), Rebeca (cuerda lisa), Magdalena (verticales y contorsión) y Nico (aros), presentados por una triunfal Mon Salmón.

El resto de actividades también tuvieron buena aceptación, como la zona de slackline, zona de monociclos, torneo de volley-maza, etc. Los conciertos de The Flutedogs, Odé Zulé y EntrePapeles aportaron la nota diversa del encuentro y animaron las noches en la carpa, protegidos del frío de la noche madrileña.

Ricky moviendo a las masas. Fotografía: Mai Ibargüen
El colofón del encuentro fue la Gran Gala de Circo Internacional, realizada por tercera ocasión consecutiva en el Teatro Circo Price. El reto de este año lo supuso el realizar dos pases de la gala, uno para los inscritos al EUCIMA y otro para el público general. Para ello se reunió un elenco de un nivel en conjunto pocas veces visto en una gala de un encuentro de circo. Presentó la Gala José Luis Redondo, “Ricky, el Profesor de Tenis”, que enseguida se metió al público en el bolsillo y les hizo retorcerse de risa. Abrieron la noche Antonio Segura y Max Lasala, de la compañía Akoreacro, con un bellísimo número de cuadro aéreo. Siguió el joven malabarista Jimmy González que escogió la arcilla y sus formas cambiantes para mostrar una elegante combinación de malabares y danza.


Antonio y Max. Fotografía: Mai Ibargüen
Las finlandesas Lotta y Stina triunfaron con su cuidado y potente número de portes sobre rulo. Jacob Sharpe sorprendió a todos con su nivel de diábolos y su peculiar puesta en escena, acabando su número con cuatro diábolos en el aire, recogiéndolos tras hacer una pirueta. Las jovencísimas Olena y Svitlana ofrecieron ocho minutos de malabares sobre monociclo, a un nivel que sólo parece explicarse por provenir de la escuela de circo de Kiev. El número aéreo correspondió a la canadiense Erika Nguyen, muy elegante con el aro. Cerró la gala un malabarista ya reconocido como leyenda, Viktor Kee, con su nueva producción, fiel a su estilo propio.

Olena y Svitlana. Fotografía: Mai Ibargüen
Reto conseguido, más de 1800 personas asistieron a esta gran noche de circo, lo que supuso casi duplicar el número de espectadores del año previo. 

La Mañana Familiar volvió a funcionar muy bien. Uno de los cometidos del EUCIMA es ayudar a difundir el circo entre todas las personas. Por tanto parece básico empezar por los más pequeños. Diversas actividades y espectáculos relacionados con el circo que disfrutaron los más de 200 niños que se acercaron el domingo hasta el encuentro.

Tras las olimpiadas del domingo y la tradicional lanzada se cerró la octava edición del EUCIMA. La que deja una gran sonrisa en la cara de los participantes y de los organizadores. La que se confirma como una gran cita anual circense que no conviene perderse.



Fotografía: Mai Ibargüen



Más imágenes y vídeos en: https://www.facebook.com/circochaminade