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domingo, 18 de enero de 2015

Conociendo el Gran Circo Mundial

Reconozco que, pese a ver muchos espectáculos y vídeos de circo al año, me faltaba una cosa por hacer: ir a un circo tradicional. Parece mentira pero desde que era muy pequeño no había vuelto a ir a uno. Escribir sobre circo y no asistir a esta importante sección del circo me resultaba algo incoherente, como negar una parte de un mundo que aprecio demasiado. ¿Las razones? Quizá esa sensación de circo algo triste que se nos queda a los adultos en el recuerdo, a veces infundada.

Así, el pasado 9 de enero decidí ir al Gran Circo Mundial, en los últimos días de su espectáculo en Madrid (ahora prorrogado hasta febrero). Sin duda, uno de los circos más emblemáticos del país, dirigido por Jose María González Villa, y autodenominado como la mayor, la mejor y la más prestigiosa caravana circense de Europa. Es de agradecer que sea de los pocos circos tradicionales con una web actualizada y completa, señal de adaptación a nuevos medios. En Navidad presenta dos espectáculos simultáneos, en Madrid y en Valencia, aunque viendo el plantel de artistas, creo que se esfuerzan más en la capital del Turia.



El ambiente es algo muy característico de estos circos, en este caso con un público 99% familiar, con numerosísimos niños. El ruido es algo también muy llamativo, la orquesta ha sido sustituída por pistas de audio en un ordenador y la música que sale de los altavoces está a un volumen sorprendentemente alto, como el de las conversaciones del público en general. Pareciera casi que se incitara a la algarabía, donde los niños corren de un lado a otro, comen sin parar o saltan en sus asientos mientras comentan a gritos con sus padres las actuaciones. Para rematar, en el intermedio se venden espadas de luz para acrecentar la sensación de caos en la grada. Y por encima de todo eso la voz del presentador, solemne y omnipresente, antes, durante y después de cada actuación. Al menos nos indican los nombres de los artistas, cosa que no hacen otros circos más soleados.

Nada más entrar ya estaban los seis tigres en la jaula ejecutando sus ejercicios. Reconozco que los espectáculos de animales no me gustan demasiado, y mi opinión sobre su presencia en los circos ya la he comentado en este blog en varias ocasiones, por lo que no voy a repetirlo. También hubo una actuación con el elefante de la Familia Kludsky o los numerosos perros de Los Ernestos. Además el elefante tuvo que pasar el intermedio tumbado en la pista mientras la gente hacía cola y pagaba para fotografiarse con él. Pese a ello, reconozco que fueron de los números que más llamaron la atención en las gradas.

Duo Manducas


Del resto de actuaciones, Sergio Egea mostró una rutina muy clásica de malabares con balones de fútbol y estatuas humanas. Buen nivel técnico y pésima elección de música acompañante. El dúo Manducas presentaron una rutina de acrodúo con bastantes toques de humor, muy buena combinación. La surrealista entrada del dúo Stefanelli, con un ovni que se convertía en trapecio, eclipsó un poco una actuación con algunas figuras llamativas. Mejor fue la actuación de Anthony Wandruschka al trapecio fijo y posteriormente volante con un gag final muy medido para acrecentar la tensión ante el miedo de una caída fatal. Curioso el número del "Hombre Iguana" (de nombre imposible y sin aparición en la web), no se suele ver a un contorsionista masculino y menos con un traje tan horrible. Los Bodyflyers tienen un vistoso y trepidante número de trampolín y pared, a ritmo de música rock y estética de El Cuervo, con muchos saltos coordinados, triples mortales y sabiendo levantar al público.



Como protagonistas de todo circo tradicional estuvieron los payasos. El trío Pepín León hizo dos entradas algo simples, con instrumentos musicales y malabares, muy enfocado a la infancia. Carletto empezó también con rutinas demasiado vistas, pero bien ejecutadas, como la final de la película protagonizada por el público, que siempre funciona. Mejor estuvo, a mi parecer Tito Medina, más espontáneo y con material más fresco, como el del globo gigante y toda su parafernalia previa.

En conclusión, más de dos horas de entretenimiento. Es la impresión que da, todo pensado para entretener y vender, alejándose de lo artístico. Es muy eficaz con el público familiar y parece que lo seguirá siendo por unos cuantos años más. Yo personalmente eché de menos algún número realmente potente, pero parece que no vinieron a Madrid esta vez.

2 comentarios:

  1. Hola Rafus. Está genial tu sección de Crónicas. ¡No pares nunca!

    Quiero aportar mi opinión sobre "El Gran Circo Mundial". Siendo muy breve diría "No vayas a verlo".

    Antes de iniciarme en el mundo circense (ni siquiera sabía cómo se llamaban las mazas) fui a ver muy seguido y en este orden al "El Gran Circo Mundial", "El Circo Chino" y "Cirque du Soleil: Alegría". El primer no me gustó; el segundo me encantó; con el tercero aprendí un nuevo concepto de circo y me hizo comprender que el primero era basura y que el segundo se puede mejorar.

    "El Gran Circo Mundial": Maltrato a los animales, parece que sólo piensan en el dinero cada minuto, el presentador malísimo (no parece un presentador, si no el "amo y señor de todo eso") con su cansina voz de querer "vendernos la moto" (como un feriante que intenta estafarnos con juegos trampas). Los números de los payasos me recordaron la expresión "hacer payasadas".

    "El Circo Chino": ¡Unos bichacos! Trucazos muy bestias y técnica impecable. La música estaba grabada y la calidad no era muy buena. Había detalles por pulir, como el que no se vea cuando cambian las estructuras o a los de seguridad sujetando las cuerdas para evitar un accidente. Recomiendo ir, además el precio es muy asequible.

    "Cirque du Soleil": He ido a ver entre 5 y 7. Todos muy buenos excepto "Corteo" (gran desilusión). Cada detalle del espectáculo está bien pensado. Hay una historia en el conjunto de todas las actuaciones. La música es expllícitamente creada para el show e interpretada en directo. Los trajes y juegos de luces son un espectáculo visual en sí. Los artistas son de gran nivel. De repente han quitado y puesto grandes estructuras sin que te hayas percatado de ello. Lo recomiendo muchísimo. Es un gran espectáculo de circo (sin animales no humanos), un concierto en directo, un cuento y un espectáculo visual. Vale la pena el coste de la entrada.


    ¡Salud y circo!

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  2. Gracias Ray por los comentarios. Efectivamente cada uno tiene su opinión sobre este tipo de circos. Yo creo que de mi crónica se deja ver que considero que este espectáculo es mejorable y que no hace mucho favor a la palabra circo. Si no se adoptan cambios es una fórmula que tiene visos de perder fuerza, aunque no a corto plazo.

    Con el Circo del Sol tengo una relación amor-odio no bien resuelta, que ya comenté en alguna otra entrada de opinión.

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